Maternarnos en estados de angustia y ansiedad

¿Cómo cuidas de ti misma en momentos difíciles para ti?, ¿cómo puedes maternarte cuando tu sistema nervioso está desregulado? 

Existen estados afectivos que nos causan un gran malestar, puesto que no tenemos las herramientas internas para manejarlos y esperamos encontrar afuera la solución ante estas dificultades. 

Especialmente cuando existe trauma, hay una alta probabilidad de experimentar estados que se activan al salirnos de la ventana de tolerancia o a lo que también podemos llamar el ancho de banda emocional. 

La experiencia traumática lleva a que nuestra capacidad de funcionar bajo cierto nivel de estrés y estimulación sea mucho más angosta, por lo que con mayor probabilidad podemos salir de la ventana de tolerancia y tener un secuestro emocional. Aquí la emoción se apodera de la persona y toma el control de las acciones. En este punto no se pueden tomar buenas decisiones ni desarrollar aprendizajes.  

La desregulación es una respuesta excesiva y abrumadora que atenta contra nuestro bienestar. Por lo que conocer los límites de nuestra ventana de tolerancia nos ayuda a regularnos mejor emocionalmente.

Por otro lado, frente a la activación de la herida ante los detonantes del entorno, la mayoría de las veces no logramos distinguir lo que nos ocurre y una de las reacciones más frecuentes pueden ser la angustia y la ansiedad. Por lo que quiero invitarte a que puedas identificar lo que cada una viene a manifestar. 

La ansiedad es una respuesta multidimensional. Incluye las capas cognitiva, emocional y corporal. Se caracteriza por una activación del sistema nervioso autónomo, lo que suele generar comportamientos desadaptativos y en ocasiones puede comportar un riesgo elevado para la persona que la sufre. Hace que el sistema nervioso permanezca en un estado de alta activación, de manera que se vuelve más sensible a los estímulos imprevistos.

La angustia viene de “sentirse angosto”, es la congoja o aflicción. Se trata de un estado afectivo que implica un cierto malestar psicológico, acompañado por cambios en el organismo. Puede haber temblores, taquicardia, sudoración excesiva o falta de aire. A diferencia de la ansiedad, la angustia contiene un flujo emocional más alto.

Cada vez que atravesamos una situación difícil que nos desencadena angustia o ansiedad nuestro ser despliega ciertas estrategias para contrarrestar la posibilidad de un colapso emocional. Entre estas se encuentran aquellas tácticas que vienen a desviar la atención desde la incomodidad emocional hacia otro asunto, actuando como apagadores de incendios. Por ejemplo, comer azúcares en exceso cada vez que estoy angustiada, fumar cuando estoy ansiosa, buscar antiguas relaciones no sanas para llenar la angustia ante el vacío o ver el teléfono durante muchas horas cuando tengo malestar emocional.

Es clave que de antemano conozcamos cuáles son nuestros apagadores de incendios que usamos frente a estas instancias, para que en los momentos en que estos se accionan, podamos activar estrategias emocionales saludables. Es así como les hacemos entender a estos apagadores de la psique que nosotras podemos lidiar sanamente con los asuntos y ya no los necesitamos.

Para esto, además de conocer los estados que llevan a conectar con ciertas conductas autodestructivas, necesitamos armar una batería de herramientas y recursos que nos permitan regular diversos malestares en momentos de desregulación emocional y contrarrestar los hábitos nocivos.

Por ejemplo un ejercicio simple que puedes comenzar a incluir en tus herramientas de automaternaje es hacer un escáner de tu ser. Te invito a recostarte, cerrar los ojos y sentir cada parte de tu cuerpo. Identificar donde está alojada esa angustia o ansiedad. Observar que forma tiene así como también qué color, qué aroma, qué sabor. Luego explorar tu corazón y las emociones que le habitan. Nombrarlas una a una. Finalmente, explora tu consciencia y reconoce las afirmaciones y creencias que están aflorando. 

Luego de este chequeo interior te invito a aceptar el estado en que te encuentras. La aceptación es clave para iniciar la transformación. Luego puedes incorporar nuevas afirmaciones acerca de la realidad y acerca de ti misma. Mostrándole a tu corazón y tu cuerpo que una realidad diferente existe hoy.

Maternarse a sí misma, no se trata de algo mágico. Es más bien una forma de vivir que se practica hasta que se convierte en algo totalmente orgánico para nosotras. Es un ensayo y error, es un intento constante de cuidar de sí misma como lo más preciado. Incorporando herramientas que te ayuden a habitarte de una manera sana y sabia. Esas herramientas que vayas aprendiendo y desarrollando necesitan estar en sintonía con tu alma.

Espero que este artículo te aporte mucho entendimiento.

Con amor inmenso, Ximena.