Reconocer al depredador interno y salir del autoboicot

Muchas veces nos descubrimos a nosotras mismas boicoteando nuestras ideas y creaciones. No confiando en nuestras capacidades o incluso destruyendo lo creado. Aparecen voces interiores que nos repiten una y otra vez que somos insuficientes, incapaces o que lo que hay para decir no es importante.

¿Te has sorprendido a ti misma, quitándole importancia o poder a lo que viene de ti?

Hay voces que viven en lo profundo de la psique femenina. Un coro de venenos que menoscaban el alma de la mujer. Todas ellas conforman el arquetipo del depredador interno, una parte construida a sí misma a partir de todos aquellos mensajes destructivos, verbales o no verbales, con los que la mujer ha sido permeada desde niña.

Aquellos mensajes que más peso tendrán son aquellos que se recibieron en la infancia. Los que tienen íntima relación con la niña interna y muy posiblemente vinieron de la cultura imperante y del núcleo familiar.

Si de niña no te sentiste apreciada e impulsada en tu capacidad y poder, de seguro existe un déficit en tu valorización personal que hoy de adulta, continúa trayendo consecuencias importantes. Por ejemplo, la dificultad en sacar adelante un proyecto, ya que a medio camino lo abandonas.

Lo clave es saber qué hombres y mujeres llevamos este aspecto en nuestra psique y una experiencia infantil difícil alimentará este depredador y lo fortalecerá, al no existir recursos y herramientas internas que puedan hacerle frente.

Clarissa Pinkola Estés nos plantea que este depredador es parte natural de nuestra psique. “Hay en el interior de la psique un innato aspecto contra natura, una fuerza contraria a la naturaleza. El aspecto contra natura es contrario a lo positivo: es contrario al desarrollo, a la armonía y a lo salvaje. Es un sarcástico y asesino antagonista que llevamos dentro desde que nacemos, y cuya misión, por muchos cuidados que nos presten nuestros padres, es la de tratar de convertir todas las encrucijadas en caminos cerrados”.

¿Existe una parte de ti que te maltrata, victimiza o castiga? Esta es una de las formas más peligrosas en que puede existir el depredador interior. Puesto que conduce a desarrollar diálogos internos que además de replicar la herida infantil, llevan a estar en un constante estado de abatimiento y debilidad.

¿Cuáles son las voces de depredación que te habitan?, y ¿qué te dice cada una de ellas?

Lo primero que necesitamos hacer frente a la autodepredación es identificar cada una de estas voces y saber de dónde vienen.

Esto que me digo a mí misma ¿me lo decía mi madre?, ¿me lo decía mi padre?, ¿me lo ha dicho alguien que conozco?, ¿qué emociones se desencadenan a partir de estas conversaciones internas?, ¿qué límites saludables necesito marcar a estas partes de mí?, ¿cuáles son las afirmaciones fortalecedoras con las que puedo contrarrestar la depredación?

“La Mujer Salvaje enseña a las mujeres a no ser “amables” cuando tengan que proteger sus vidas emocionales. La naturaleza salvaje sabe que el hecho de actuar con “dulzura” en tales circunstancias solo sirve para provocar una sonrisa del depredador. Cuando la vida emocional está amenazada, el hecho de trazar en serio una línea de contención es no solo aceptable sino también preceptivo. Cuando la mujer así lo hace, su vida ya no puede sufrir intromisiones durante mucho tiempo, pues ella se da cuenta inmediatamente de lo que ocurre y puede empujar de nuevo al depredador al lugar que le corresponde. Ya no es ingenua. Ya no es un blanco ni un objetivo”.

Te invito a que realicemos un ejercicio juntas.

Cierra tus ojos y visualiza a este depredador interno dentro de ti. Observa si tiene la forma de algún animal o de alguna persona que conoces. Observa como se mueve y qué lugares de tu cuerpo habita. Pregúntale ¿por qué existe?, ¿cuál es su misión?, ¿qué tiene para decir?, ¿hace cuánto tiempo está en ti?

Puedes escribir las respuestas a estas preguntas si esto te ayuda a conocer al depredador con más claridad. También puedes dibujarlo o crear un collage acerca de él.

Comenzar a reconocer a nuestro depredador interno nos permitirá ver su verdadero rostro. Muchas veces en el corazón de este se esconde la herida matriz. Aquella que se produjo desde la relación primaria con madre y padre. Por lo que cuanto más sanemos la herida de la niña interna, mayor control podremos tener ante la autodepredación.

Así también como mujeres adultas necesitamos desarrollar algunas cualidades que nos ayudarán a lidiar con el depredador de la psique. Estas son la intuición, la audacia, perspicacia y como dice nuestra amada Clarissa Pinkola Estés, necesitamos cultivar las cualidades de vehemencia, intrepidez y fiereza que nos ayudarán a tomar ciertos riesgos, defender el territorio personal de la depredación y marcar los límites que sean necesarios sin tambaleos.

Con inmenso amor
Ximena

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