“De repente mis antepasados están detrás de mí, – quédate callada- dicen, – mira y escucha, eres el resultado del amor de miles de personas-”. Linda Hogan
La ancestra guía es una antepasada que tiene conexión espiritual con el camino de tu alma. Desde lo invisible acompaña y guía tus pasos en el tránsito de tu porvenir. Con su voz antiquísima susurra las señales sabias necesitas. Te sostiene para que cada uno de tus pasos esté alineado con el propósito de tu vida. Ya sea a través de señales cotidianas o en sueños, la ancestra guía te hará saber quién es y de qué maneras ella hoy está ahí para ti. Una vez identificada la conexión desde tu corazón, al corazón de la ancestra guía, este vínculo se quedará contigo para siempre.
Cuando comencé a contactar con mi ancestra guía, surgió la señal de que podría ser mi abuela materna. Siempre sentí una conexión especial con ella y la elegí. Después, visualicé otra ancestra que venía acompañándome desde muchísimas vidas atrás y supe que su espíritu deseaba guiarme en mi tránsito en esta Tierra. Me comunico con ellas y siempre encuentro señales que responden a mis inquietudes.
Al comenzar a pedir la manifestación de tu ancestra guía, debes saber que esta puede estar entre las mujeres de tu linaje y precisamente puede ser alguien que hayas conocido y con quien sientas un vínculo muy especial. Además, si practicas un nivel de conexión más profunda, puedes reconocer la bendición y guía de una ancestra que no conociste en carne y hueso pero que puedes identificar en el viaje que juntas han hecho como almas.
Una vez que la encuentras, el vínculo con la ancestra guía es algo que se va fortaleciendo cada día de la vida y a lo largo de los años. Y como toda práctica espiritual de no repasarlo a diario se disipa. Esto implica entablar comunicación desde lo más íntimo y personal con esta antecesora disponible a guiarte en amor, espíritu y consciencia.
Puedes entablar comunicación con ella, por ejemplo, con herramientas como la escritura, la meditación, la danza, la contemplación de la naturaleza o el rezo.
De esta manera, cada mujer tiene la posibilidad de cultivar una espiritualidad acorde a sus necesidades de sanación y crecimiento, lo que con el tiempo se van transformando en un recurso interior.
Mantener el altar levantado permanentemente en nuestro espacio, es otra forma de hacer consciente el punto de contacto entre sí misma y la ancestra guía. Allí podemos colocar ofrendas según los momentos vitales que atravesemos, por ejemplo, si deseamos ritualizar un paso importante que se dará en el camino o un cambio que está pronto a acontecer, entonces podemos elevar un rezo ancestral para que todo el proceso esté sostenido desde lo invisible. Y esto es disponerse a verbalizar aquello que nos está aconteciendo, afirmando con convicción aquellas situaciones en que se necesita una guía clara que nos acompañará a tomar una decisión fundamental.
Como mujeres, encontrar y fortalecer el vínculo espiritual con nuestra ancestra guía es un paso trascendental en nuestro camino. Se trata de recuperar la conexión profunda al hilo rojo de nuestro linaje. Tanto para reconectarnos con nuestra madre como con el linaje más antiguo: abuelas, bisabuelas y tatarabuelas.
Hoy necesitamos recordar esa conexión poderosa y reveladora que nos acompañará en el camino.
El linaje como un refugio y un impulso para la vida
Cuando comenzamos a profundizar el tránsito de nuestro camino curativo, progresivamente vamos reconociendo, cada uno de los elementos de nuestra vida, que nos sostienen y nos dan fuerza.
Desde la cosmovisión de las memorias uterinas que trabajamos en el Training MU, nuestro sistema familiar hace parte fundamental del cultivo de la propia espiritualidad.
Visualizar y presenciar el linaje de madre y padre tras de sí, conforma una fuente espiritual que nutre con el flujo vital que viene desde lo más antiguo hacia el presente. Otorgando además, una contención sólida a través del tejido atávico de cada una de las generaciones más antiguas que nos anteceden.
Todo comienza con la tarea de tomar a madre y padre en el corazón, ellos son los eslabones a todas las generaciones más antiguas.
Esto inicia con la sanación de las heridas profundas de la historia que aconteció con ellos, poniendo el foco, por sobre todo, en la niña interior y los sentimientos de ella que necesitan ser vistos y escuchados, como por ejemplo la rabia, la tristeza o la frustración.
Una vez que hacemos la tarea de sanar la herida matriz con madre y padre, estamos preparadas y lúcidas, para comenzar a cultivar un vínculo sabio y sano con el propio linaje.
Aquí precisamos tomar consciencia de que los antecesores, necesitarán ser tomados en el corazón de los sucesores, y para esto nuestro primer y gran desafío, es dar lugar a los excluidos del árbol. Precisamos ver el dolor, la vergüenza, la humillación o la injusticia que no ha sido mirada con ojos de amor y compasión por los integrantes anteriores y contemporáneos del árbol.
La tarea esencial es decir sí a cada uno de nuestros antepasados, y al dejarles entrar en nuestro corazón, estamos tomando principalmente su fuerza.
De esta manera ese sí genuino a recibir con amor al linaje, nos otorga la posibilidad de comenzar a sentirlo como un sostén y refugio invisible que posteriormente se continuará fortaleciendo y cultivando cada día de la vida.
Así es como, cada vez que precisamos afrontar una situación dolorosa o difícil, pedir asistencia y guía en la toma de una decisión importante, o incluso soltar una situación complicada, para confiar en que todo se resolverá de la mejor forma, podemos visualizar y experimentar la imagen interna de que detrás de la propia espalda, se despliegan los linajes de madre y padre.
Ante lo cual, estos conforman un respaldo omnipresente que envía a nuestro corazón la señal de que estamos maternadas, en el calor ancestral de un tejido de seres que se presentan en sus versiones más luminosas, sanas y sabias. Pues en cada paso que se da, el sistema familiar también da un paso y en cada decisión que se toma, la voz de las antiguas y antiguos actúan como faros que iluminan y esclarecen el propio camino.
Esto requerirá primero que todo, hacer el movimiento curativo que transforma la presencia del linaje, desde ser una posible carga o cadenas que enlentecen el caminar, a ser una fuerza que impulsa hacia el porvenir y a la vez da refugio.
Luego que transmutamos la relación con nuestro linaje, estamos preparadas para profundizar este vínculo espiritual.
Es aquí donde podemos encontrar los puntos de mayor fortaleza de este tejido atávico, como la identificación de la ancestra guía.
Deseo que puedas encontrar e identificar con suma claridad aquella ancestra que hoy guía y cuida tus pasos. De forma que tu camino esté siempre sostenido, iluminado y despejado.
Con inmenso amor
Ximena