Hablemos de heridas: No me siento suficiente

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Este domingo pasado realizamos con mi querida amiga @estefaniavillalobos.cl un profundo live para hablar sobre las heridas de vida y sus raíces profundas.

Por lo que me gustaría iniciar este post haciéndote algunas preguntas:

¿Te ha ocurrido que tiendes a compararte con el resto de las personas, dando demasiada importancia a aquello en lo que están los otros?

¿Tienes a pensar que todos los demás parecieran habitar un constante estado de plenitud y dicha, mientras tú te sientes luchando cada día por alcanzar un poquito de eso?

Me gustaría también preguntarte ¿Cuántas veces durante la semana pasada te comparaste a ti misma con otras personas? ¿Te hablaste con palabras hirientes? o ¿incluso menospreciaste tus reales capacidades y talentos?


Hoy quiero hablarte de la creencia tan universalmente instaurada en nosotras las mujeres: “No me siento suficiente” . Ya que esta frase es sólo la punta del iceberg, del sin fin de frases que el depredador interno usa en nuestra psique para boicotearnos, desanimarnos y quitarnos poder.

Muchas de nosotras sin duda, nos hemos comparado, mirado en menos, desvalorizado o hasta maltratado, sintiendo que no estamos a la altura de un estándar que la sociedad, la escuela o la familia han instaurado en nuestro ser.

¿Cómo llegamos a esto? Lo importante a saber aquí, es que todo discurso interno actual que nos quita fuerza y autoestima contiene una raíz profunda en nuestra historia.

Por ello es que, no sentirnos suficientes, sin duda se basa en una herida de la niña interna. Cuando ésta pequeña no se sintió digna de ser amada, y no se experimento como un ser valioso a los ojos de los adultos que la cuidaban.

Luego esta herida continúa siendo fortalecida, por diversas posteriores situaciones que la llevaron a no reconocerse a sí misma, a no sentirse valorada ni vista por el entorno, cayendo en comparaciones constantes con los pares y el consecuente menosprecio de sí misma. Viniendo otra vez, el sentir que no se es digna para recibir el amor de los otros, que no se es suficientemente buena y que hay algo de malo en sí.

Lo que ocurre es que más tarde estos sentimientos y creencias, se van compensando con diversas estrategias inconscientes para buscar el amor a toda costa, y esto lo hacemos instintivamente como una forma de sobrevivir. Sin embargo, estos mecanismos de supervivencia nos mantienen en un estado de inmadurez emocional que no hace que traernos más dolor del que ya teníamos a la base.


Por lo tanto aquí lo clave es que puedas observar en ti ¿De qué formas tu niña interna aprendió que era amada?

  • Cuidando a otros, intentando salvar a madre o padre y olvidándose de sí misma. Yo en tu lugar mamá.
  • Mostrándose brillante, inteligente y exitosa. Yo soy la mejor en lo que haga.
  • Invisibilizandose y anulándose a sí misma. Casi sintiendo que la propia presencia molesta.
  • Mostrándose siempre feliz y divertida. Todo está bien, jamás podría estar triste.
  • Aceptando todo, diciendo a todo que sí sin límites. Yo siempre estoy disponible y lista para servir a los demás.
  • Rechazando sus propias visiones para seguir las ideas de los otros. Lo que piensan los otros es más valioso, brillante o mejor que lo que pueda pensar yo.

Más tarde, la adulta que trae una herida de no suficiencia, continúa fortaleciendo las formas, en que ha aprendido a buscar el amor. Replicando las mismas estrategias de la niña, ahora en los vínculos amorosos, las relaciones sociales, la profesión, la relación con los padres ya adultos y en la relación misma con la vida.

Desde aquí, de no hacer un proceso de autoconocimiento y reparación lo suficientemente profundo, se continúa en el automatismo de replicar las estrategias emocionales con tal de sentirnos amadas por los otros.

Y aquí es cuando aparecen las dificultades más devastadoras en el propio mundo emocional.

De no hacerme consciente de aquello que me ha dolido de mi historia, darle el valor que este dolor en mí merece y de no reconocer aquello que yo he creado para protegerme, por ejemplo las corazas y estrategias emocionales, continúo proyectando mi herida a quienes son parte de mi vida adulta y caigo en el reclamo, el conflicto y la frustración permanente, por sobre todo en las relaciones más íntimas.

Pues el vacío a causa de una herida de no suficiencia y no habernos sentido amadas como necesitábamos ser amadas, jamás podrá ser llenado por terceros. El viaje de cura debe ser realizado por nosotras mismas, ya que es un sumergimiento profundo hacia las sombras más densas y olvidadas. Es en este viaje donde necesitamos reconciliarnos con padre, madre, y la historia que se vivió con ellos y que generó una herida cuyas secuelas se manifiestan hasta la adultez.


De no hacer el viaje profundo a las propias sombras, la herida de “no sentirme suficiente” continuará siendo proyectada en las situaciones actuales de la vida.

Para hacer un cambio real y profundo, precisamos hacer el trabajo de recorrer el propio camino de sanación y hacer la alquimia vital, de atravesar la herida hasta extraer de ella la sabiduría suprema que vinimos a aprender en este cuerpo humano.

Finalmente, no sentirnos suficientes en la vida adulta, proviene de una herida de la niña interna, un sentir que no pudiste ser amada como necesitabas ser amada, de sentir que padre, madre o cuidadores, no pudieron entregarte plenamente su amor y así también tus necesidades emocionales no pudieron ser cubiertas. Esto también tiene el trasfondo de los niños heridos de tus propios padres, y las carencias emocionales que estos experimentaron en su historia.

Hoy es tiempo de que, además de procesar y sanar la herida original, desde tu rol adulto aprendas a crear hábitos, rutinas y estrategias emocionales saludables que te permitan crearte un ambiente emocional nutricio y cálido, fortaleciendo los vínculos humanos saludables, que hoy pueden entregarte esa cuota de amor sano que tal vez no tuviste en el pasado.

 

Si te gustaría escuchar el podcast de la transmisión en vivo puedes hacerlo desde aquí

Si te gustaría ver la grabación del live puedes hacerlo este aquí


Seguimos transitando juntas nuestro camino curativo

Te leo en los comentarios

Con amor

Ximena

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