Mis ancestras,
cada una de ellas:
mujeres de alas amputadas
arrancadas de la espalda
también del útero, la vagina y el alma.
Les quedó un desgarro tan hondo
con un dolor que las acompañó hasta la muerte pues tuvieron que aprender a caminar
y continuar con el cuerpo pesado
guardando un nudo en la garganta.
Tuvieron que permanecer en jaulas
familiares, religiosas y patriarcales
que les impidieron regenerarse
se olvidaron como volar
se olvidaron de su esencia de mujer ave
sus plumas ya no crecieron más
quedando una grotesca cicatriz en su mirada. Mis ancestras,
mujeres sin alas
mujeres de alas robadas
hijas de un patriarcado
que les arrebató también el alma
las estrujó, sometió, infantilizó
hasta secar la selva que llevaban
en un creativo y cálido vientre.
Yo,
La que escribe
soy la bisnieta, nieta, hija y sobrina
de mujeres que jamás supieron como volar
cada uno de sus sueños
fueron truncados por el juicio y el qué dirán
algunas intentaron recordar su libertad
más ésta, jamás regresó
sólo en sueños, sólo en sensaciones vagas.
Es por ello que hoy declaro en estas letras:
Soy la hija, nieta, y bisnieta
de un deseo irrefrenable de abrir las alas para volar
de un deseo bestial de ser yo misma
de un anhelo volcánico de quemar las jaulas antiguas que no son mías
pero que vienen como fantasmas, a engatusarme
atormentarme, cegarme y ensordecerme.
Soy hija de un sinfín de mujeres de alas mutiladas a ras
y de una hilera de antepasadas enjauladas y amordazadas
mi libertad y vuelo, no son sólo por mí
es por cada una de ustedes
es por cada uno de los sueños que no lograron germinar
es por cada una de las que debió arrastrarse
a causa del dolor inmenso que le causó el arrebato de sus alas.
Este ímpetu de vuelo consumado
es por todas las que no lograron desplegarse
ni supieron como abrigarse con sus propias plumas
para defenderse del frío voraz que les caló hasta los huesos.
Este anhelo es un rezo fecundo
por las mujeres alma de ave de mi sangre
que pasaron toda una vida enjauladas y silenciadas.
Por cada ala rota, por cada ave caída, por cada día de frío,
que estos escritos sean una ofrenda a la memoria de todas ustedes.
Por Ximena Nohemí
Este escrito es parte de la edición revisada de mi libro MUJER AVE