Decálogo de la mujer ave

Sanar Memorias Uterinas

Hace muchos días que le estoy robando una hora a las mañanas para escribir. Cuando preparo todo, y me tomo un té mientras abro mi cuaderno, siento que hago magia. Es la forma en que aprendí a hacer alquimia. A veces lo que escribo me mueve tanto, que tengo que detenerme para respirar, como si intentara que la información se enraíce y reordene en el cuerpo. En estos días de escritos, han nacido voces, han emergido cantos y te juro que me han transformado.

 

Decálogo

 

  1. Abrazarse entre las alas para amarse con equilibrio y fiereza: En el maternarse como una filosofía de vida, la Mujer Ave aprende a ser madre de sí misma. Esto no solo implica que ella pueda cuidarse, sustentarse y generar para sí un nido saludable y nutricio, sino que también, conlleva la acción de husmear, reconocer y delimitar el espacio personal. De esta forma, la Mujer Ave asume la soberanía absoluta de cuidar y crear su propia vida desde la verdad del alma, manteniendo encendido el propio fuego vital al sostener el calor en cada uno de los matices de la vida. Sobre todo aquellos más dolorosos y difíciles de atravesar.
  1. Reconocer ambas alas para tomar los linajes de madre y padre: La Mujer Ave reconoce sus antepasados cómo la fuerza antigua que le sostiene. Esto implica desarrollar la consciencia de que en todos los linajes de los que proviene y que vinieron antes que ella existe una fuerza en la cual puede tomar refugio. Cuando la Mujer Ave ve los linajes tras su espalda con ojos de amor y honra, las cargas del pasado se transforman en alas. Ella sabe que eso es alquimia. Para ella, esto se ha convertido en una filosofía de vida, y constantemente visualiza de que en sus alas existe una firmeza y fuerza ancestral que la sostienen en cada una de sus rutas y decisiones.
  1. Dejar las plumas gastadas y ofrendarlas como abono a la tierra respetando los tiempos de vida muerte vida: Esto refiere a no resistirse a la inherente transformación que implica habitar un cuerpo y un alma, permitiendo que los tiempos vida muerte vida sean una danza natural en la cual la Mujer Ave confía en la regeneración inherente (ella siempre puede volver a comenzar). Dejar ir lo que ya está muerto y sin vida, incluso con todo el dolor que ello implique, requiere toda la voluntad y valentía disponibles. Así como la mujer ave cada cierto tiempo sabe que perderá todas sus fuerzas, y aquellas plumas que cuidó con tanto amor se desprenderán de su cuerpo, también sabe que ese tiempo de estar desfalleciendo, no es para siempre, puesto que después de todo fin hay un nuevo inicio y después de toda muerte emerge otra vez la vida.
  1. Ser la guardiana del propio campo y cuidar la energía vital, sexual y creativa de la depredación: La Mujer Ave realiza esta tarea como quien cuida lo más preciado. Ella sabe que no puede ser dulce y condescendiente todo el tiempo, sabe que se mueve en un mundo vasto y salvaje donde existen depredadores al acecho, es por ello que no solo requiere de su energía femenina, sino también de su energía masculina, y a ambas bien enraizadas, ya que deberá ser capaz de marcar los límites que sean necesarios con tal de cuidar su alimento, su tiempo y su ser.
  1. Quemar las jaulas heredadas e impuestas para romper toda imagen del deber ser que no hace sentido: Toda Mujer Ave sabe cuáles son las jaulas que la aprisionan, así también, ella conoce el dolor que se siente al no poder desplegar la amplitud de sus alas y emprender el vuelo. Las jaulas impuestas a toda mujer, han sido transmitidas no solo social y familiarmente a través de las generaciones, sino que también, han sido mantenidas en la psique de cada una, experimentándolas como prisiones invisibles que carcomen, devorando el tiempo y la vitalidad. Hoy es un período de transición, una buena oportunidad para que la Mujer Ave pueda mirar dentro de sí misma, y con exactitud pueda reconocer las jaulas que carga para finalmente quemarlas. Pero no desde la ira desenfrenada y desenfocada, sino más bien desde el aprender a encauzar y redirigir la energía destructora para desencadenar un nuevo comienzo.
  1. Escuchar la voz sabia interna y atender el llamado de la vida profunda: La Mujer Ave, viene del linaje de la Mujer salvaje, por lo tanto, en su alma está impresa la capacidad de moverse entre los mundos y submundos con naturalidad y ligereza. La mujer Ave ha desarrollado una aguda escucha de los tiempos y ciclos de su alma, por lo que acude hacia las aguas profundas y subterráneas cuando el silencio y la regeneración llaman. Esperando en el vientre de la Madre Tierra el tiempo de hibernación que resulte necesario. Así también, cuando los cantos de las demás aves de la tierra llaman a florecer, para contemplar la belleza del mundo de arriba, se dispone a salir de la caverna, para abrir sus alas y regocijarse de sus plumas ahora renovadas.
  1. Reconocerse hija del gran misterio para tomar refugio en la espiritualidad: Ella sabe que tras de todo lo que habita la amada Tierra, existe un gran espíritu y una gran madre divina cuyo manto todo lo cubre. En ello reconoce su vuelo siempre sostenido, guiado y soplado con el aliento de lo divino. En el viento que la acompaña en su volar, reconoce voces y rezos ancestrales que le susurran el camino, ella aprendió a ver y escuchar más allá de lo visible. Por lo tanto, la Mujer Ave sabe que sus dones son un puente de conexión entre lo divino y lo terreno.
  1. Incubar las creaciones el tiempo que sea necesario para permanecer en el proceso creativo y no abandonar lo que anhela ser manifestado: Una mujer Ave reconoce su inmensa fuerza creadora, la encauza y dirige en la manifestación terrena y divina de sus hijos creativos, dando calor y tiempo idóneos a cada una de sus manifestaciones, como semillas plagadas de creatividad que necesitan un tiempo cuidado hasta madurar. Con cada nueva obra cuidada hasta su manifestación, ella afina su capacidad de reconocer los tiempos de lo creado.
  1. Abrir las alas y volar a lo desconocido para reconocer la propia fiereza y arriesgarse en el vuelo: Cuando la Mujer Ave reconoce que tiene unas alas, se da cuenta que su principal naturaleza es volar. Ello implica que pueda habitar la fuerza vital y creativa que trae y más allá de todo obstáculo, miedo o dificultad, saber que hay un momento en que la vida exige abrir ampliamente las alas y emprender el vuelo hacia lo soñado, de lo contrario las alas se marchitan y atrofian, siendo una carga que arrastrar como dones muertos que no lograron brillar. Aquí es donde la Mujer Ave debe tomar la más importante decisión, seguir el camino brillante de sus alas-corazón o quedarse presa de una realidad que no la impulsa. Las alas de la mujer ave están conectadas al alma y al corazón, y de no escuchar su sabiduría y anhelos la mujer se marchita y hasta enferma.
  1. Ser auténticamente salvaje, real y leal con la bandada ante todo: La autenticidad salvaje es el llamado del alma a ser lo más real posible. En el camino que la Mujer Ave ha hecho hasta aquí, ella puede reconocer el fuego que lleva, asumiendo que su tarea es mantenerlo encendido y custodiado en todo momento. Ser auténtica y salvaje requiere reconocer la pasión que moviliza para habitar la vida desde la fuente creativa de la que se es heredera. Por otro lado, ser real y leal, es un llamado a relacionarse con los otros desde esa misma autenticidad, reconociendo que el tiempo de las máscaras o del usar al otro al beneficio de sí misma no es una opción. Hoy es tiempo de ser leales y transparentes con quienes nos acompañan en el vuelo reconociendo la bandada como la familia del alma.

Con amor inmenso

Ximena

3 comentarios en «Decálogo de la mujer ave»

  1. Bellísima la forma de expresarlo, con fuerza y determinación.
    Gracias Ximena. Agradezco a mujeres como tu y a como yo que estemos en la ruta vaciando la mochila que no nos corresponde para abrazar nuestro potencial.

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