Preparar la vida interna para parirse a sí misma

Querida mujer,

Quiero invitarte a tomar el aliento vital, que te llevará a tu anhelado nacimiento.

Quiero invitarte, a que esta vez sea un profundo y merecido comienzo; una iniciación extática, amorosa y por sobre todo expansiva en dirección a la vida.

Quiero invitarte a obsequiarte un nuevo inicio, ya que tu alma sabe muy bien como impulsar su propio florecimiento.

Primero, puedes comenzar mirando atrás, sólo para permitirte una aceptación genuina ante todo tal y como ha sido, reverenciando trascendentalmente tu historia de inicio a fin.

Luego puedes venerar a los miembros de tu linaje, por sobre todo, los que no has conocido, los vulnerados, los victimarios y los excluidos, y tomar todo eso en tu corazón, te otorgará una especial fuerza para lo que anhelas crear.

Date permiso de honrar también, a los abuelos y abuelas más antiguos, mirando a esos ancestros a los ojos y desde el corazón, transmitirles: “sí, fue difícil para ustedes, y honrando todo eso, haré con mi vida lo mejor que pueda”.

Cuando logres sentir gratitud y devoción ante toda la memoria antigua que te impregna, siente como la vida ingresa a ti por medio de tu respiración y baña cada célula a través de tu torrente sanguíneo.

Querida mujer, ya sólo con ese simple movimiento, estás totalmente revitalizada y mientras tu pasado esté ordenado en tu corazón, la vida en sus diferentes formas se tornará disponible en tu presente.

Si has llegado a este punto; seguramente tu corazón late, tu mente crea y tu útero palpita, alineados en un mismo propósito.

Hoy, es cuando puedes tomar la fuerza para dejar bien atrás lo que ya aconteció, deja que ello se siembre en los aprendizajes que sostienen tus cimientos, deja que el abono de la templanza, lo fertilice día a día de aquí en adelante y que la luz soleada del fuego de tu pasión permita la fotosíntesis de c r e e r t e y c r e a r t e, en ti misma y a ti misma.

Cuando estés preparada para mirar hacia el frente de nuevo, deja que tu cuerpo, tu corazón, tus memorias y tu preciada alma, ocupen libre y salvajemente, el lugar que les pertenece a cada una.

y finalmente, descalza, desapegada y ligera, enraízate en esta Madre Tierra que te acuna aquí y ahora.

Respira para sentir el obsequio sublime que es la vida, mira hacia el frente con los ojos bien abiertos.

Finalmente observa que ya estás en tu lugar, aquí es exactamente donde tienes que estar y allí delante de ti, tienes tus sueños del corazón, cada uno de ellos ansía un abrazo hondo y auténtico.

Por Ximena Nohemí A. H.

De mi amado libro Mujer Ave