Ella, desde siempre sintió que se había hecho adulta en un mundo que le recordaba que debía aprender a convivir sanamente con su soledad. Pues, había venido a la vida, a abrazar sus soledades y también las soledades aún palpitantes de todo su linaje.
Un día, se dio cuenta que eso que le habían enseñado a llamar soledad, en realidad era una invitación constante de la existencia a reencantarse tanto con lo simple, como con la presencia total de sí misma.
Desde niña entre papeles, lápices y dibujos de cuentos, trazaba líneas coloridas y se regocijaba de ese mundo enredado entre tantos otros más. De esa forma, había crecido siendo mil mujeres dentro, y ya de adulta ella “era un universo de posibilidades infinitas”.
¿Quién podía sentirse sola con tanto universo dentro?
¿Con tantos ancestros y ancestras vibrando en su corazón?
¿Con tantos abuelos hablándole y con tantas abuelas tejiendo?
Ella creció convirtiéndose en historias y llevando a todos los cuentos antiguos en su útero. Llevaba letras, palabras inventadas y relatos heredados. Llevaba tanto consigo que de adulta no sabía como vivir con tanto mundo, así que hizo de todo ello un tesoro para compartir.
Tenía mil talentos y también portaba la fuerza destructora de diez huracanes, podía sobrevivir en áridos desiertos y eruptivos volcanes sin morir en el intento.
Tenía mil paisajes, mil personajes y también mil estaciones le transitaban dentro; era invierno, a veces verano, había días en que era otoño y a veces florecimiento, era lagos en bruma y era montañas soleadas, era playa virgen y era bosque profundo.
Cuando junto a la noche y las estrellas, llegaba la soledad, ella cerraba sus ojos para buscarse dentro de sí misma.
Allí siempre hallaba algo que la inspiraba; aire, tierra, fuego, agua, cavernas, ríos subterráneos, pantanos y cielos arrebolados. Aconteciera lo que aconteciera en su exterior, ella siempre acunaba a su alma y sabía como acompañarla en una conversación abierta y sincera con la existencia.
Ella era tanta vida en una sola mujer, que con el pasar del tiempo, su alma le mostró que la soledad era una puerta siempre abierta a deleitarse con la simple posibilidad de estar viva, aquí y ahora, experimentando al espíritu dentro y fuera suyo.
La soledad era una puerta abierta desde hace muchas generaciones atrás, y que ninguno de sus ancestros había honrado.
“La soledad es el portal a la intimidad con todas las cosas, a una gran unidad. Eres uno con las estrellas ahora” Jeff Foster
Por Ximena Nohemí
4 comentarios en “La soledad y su medicina”
superrr lindo Xime, tiene tanto sentimiento <3
Gracias por leerme Xime Linda 🙂
Ximena, como siempre bellísimo texto. En la soledad logramos conectar con esa parte nuestra, abrazarla y sanarla. Gracias por tan bonito texto que nos hace pensar.
Gracias Pury por leer 🙂