Mujer, cuida el fuego interior de tu caldero

Energia Sexuala Feminina

Cántaro infinito de historias, hay un fuego que desde los inicios arde dentro de ti.

Esmérate todo lo que puedas en protegerlo, cuidarlo y soplarlo fuerte para mantenerlo muy vivo. Esmérate, en ser la guardiana de tu propio espacio vital.

¡Si ese espacio se apaga, te sentirás muerta!

¡Si se aviva, te sentirás vibrante de vida!

Si permites que te lo arrebaten, o no estás lo suficientemente atenta cuando alguien lo toma como suyo, estarás cediendo tu poder personal y vital a lo ajeno, y por lo tanto no estás siendo la soberana de tu valiosa vida.

Por ello, huye, grita, corre, suspira, desahógate, pinta, escribe, canta, danza y haz todo lo que es necesario con tal de mantener tu caldero con brazas al rojo vivo, dando calor ameno a tu única existencia.

No permitas jamás que nada ni nadie, te prohíba la expresión de ese fuego, sé la vigilante permanente e incansable de tu propia vida, y se la Artemisa que, con arco y flecha, vigila día y noche su bosque profundo.

En ello está la clave para que día a día puedas [crearte y creerte] a ti misma.

Ten muy presente que, no vale la pena ceder tu fuego vital con tal de recibir aprecio, no vale la pena ceder tu fuego ardiente con tal de ser vista, no vale la pena ceder tu fuego amoroso con tal de tener un lugar en el mundo. Todo ello es absolutamente tuyo y por el simple hecho de existir tu reino siempre te ha pertenecido.

Tu fuego es el combustible que te fue otorgado por las abuelas estrellas en el día de tu nacimiento, es un tesoro sólo para ti, por lo que ninguna otra alma conoce como mantener viva y ardiente tú pasión.

Por eso, procura mantener tu fuego encendido, cada día, cada instante, cada encuentro, permite y haz todo para que ese fuego siempre esté dando calor a tu alma-útero-corazón.

Que el sentido de vivir no te cueste la vida misma, sino que ese sentido se haga más consciente con el ardor legítimo de tus creaciones.

Querida mujer,

Que siempre tengas ramas medicinales de tu propio bosque, además de cerillos y abanicos hechos por tus ancestros para mantener tu fuego siempre encendido. Que jamás te falte el combustible de la r i s a y el r e z o.

Que cada día te convenzas paulatina ciegamente; que eres la máxima soberana de tu existencia, y la reina y heredera absoluta de tu poder

Mujer, escucha a tu sabia interna y jamás dejes que un depredador te arrebate tu fuego vital, jamás.

Por ti y por todas tus relaciones.

Por ti y por todas las demás.

 

Del libro: Mujer Ave 


Por Ximena Nohemí

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